Casi frente al Pazo da Pena do Ouro encontramos esta gran finca que se abre a la carretera que se dirige a Boiro. Tras el portalón de acceso unos pequeños jardines donde el seto de boj dibuja los bancales para las cuatro palmeras canarias, destacando también el magnolio o la araucaria. Otra palmera canaria más se encuentra tras el inmueble.